Recientemente el gobierno de Estados Unidos anunció una serie de medidas comerciales al recomendar la aplicación de aranceles de 25% a las importaciones de mercancías chinas por aproximadamente 50,000 millones de dólares, afectando las industrias chinas de tecnología, aeroespacial, maquinaria,  equipos médicos, medicinas, entre otras, en protesta por las políticas de Beijing  al presionar a las compañías estadounidenses a que compartan tecnología a cambio de acceso al mercado chino, solicitando a dichas empresas que autoricen con licencias el uso de su tecnología en China en condiciones desfavorables, así como presuntamente de usar apropiación indebida de sus secretos comerciales. Por su parte el gobierno China no tardó en hacer reciproco sus represalias, anunciando que aplicarán aranceles de un 25% a las importaciones estadounidenses por un monto equivalente de 50.000 millones de dólares, incluyendo aviones, automóviles, entre otros, a partir de una fecha que no se ha definido aún. Estados Unidos no aplicará los nuevos aranceles inmediatamente, su gobierno tendrá próximamente una audiencia pública para las empresas estadounidenses vinculadas al caso, incluso, después de las referidas audiencias, no está definido cuándo entrarían en vigencia dichos aranceles.

Por otra parte, cabe la posibilidad que  una guerra comercial entre Estados Unidos y China pueda estimular una mejoría de los actuales acuerdos comerciales entre la Unión Europea y América Latina, Una vez que Europa gire su mirada hacia Latinoamérica.